lunes, 2 de enero de 2012

Lengua Castellana. Lección 6. Un safari en Kenia.

Comenzamos la lección con la lectura "Un safari en Kenia". En los safaris hay un gran número de animales salvajes. Aquí puedes leer otra historia que ocurrió en la sabana con estos animales:
La cebra que perdió sus rayas.
¡En la calurosa sabana africana vivía Zena, una cebra muy presumida que no hacía otra cosa que contarse las rayas al sol: una, dos, tres, cuatro, cinco… contaba Zena sus rayas una y otra vez: seis, siete, ocho, nueve, diez.
Pero una mañana, al despertar, algo insólito sucedió: ¡alguien a Zena todas sus rayas robó! La cebra miró a su alrededor pero a nadie encontró. ¿Cómo ha podido ocurrir? Buscaré al ladrón.
 -¿Has sido tú el que me has quitado mis rayas? –preguntó Zena a Bom el hipopótamo. 
(Puedes continuar leyendo el cuento al final del post)



Antes de leer la lectura de la lección, puedes ver los dibujos y escuchar cómo la leen los niños de otra clase de tercero:




Seguimos practicando con las palabras derivadas:

Y continúa en este enlace:

La sílaba Tónica es aquella que se pronuncia más fuerte dentro de la palabra. Reconoce cuál es en este juego:


Y sigue en este otro:

Y por último juega en este enlace con la sílaba:

Continuamos ahora con la r y la rr. ¿Sabes cuando usarlas?

También puedes demostrarlo en este enlace:
 Termina el repaso de la r y la rr en este juego:

Si quieres saber algo más sobre el cómic, lee aquí:


Puedes jugar a crear cómics en este enlace:



(Continúa leyendo el cuento de LA CEBRA QUE PERDIÓ SUS RAYAS.)



-¿YOOOOOOOOOOOOOOOO? ¿PARA QUÉEEEEEEEEE? -le contestó abriendo muchísimo la boca.
Zena pudo ver la campanilla del hipopótamo dentro de esa enorme bocaza, pero ninguna de sus rayas. Así que prosiguió su búsqueda.
 -¿Me has robado tú mis preciosas rayas? – le dijo Zena a un animal con largo cuello y cabeza de árbol.
 –Qué animal más raro -pensó.
Pero el curioso animal no respondió. Y no era de extrañar, porque sus orejas estaban tan arriba que no podían oír lo que le preguntaban desde el suelo. Zena no se rindió y subió por el tronco del árbol hasta alcanzar los oídos del cuellilargo animal:
-¡Anda si es Rafa la Jirafa! Y su cabeza no es de hojas sino que está oculta entre las ramas!
-¿Has sido tú quien ha cogido mis rayas? –repitió Zena cerca de su oreja.
-¿Yo? -contestó Rafa -¿No ves que yo llevo manchas grandes, marrones y cuadradas?
-Es verdad –dijo Zena y siguió buscando.
 ¿Tienes tú mis rayas? – le dijo Zena a un animal muy feliz que tenía el cuerpo repleto de manchas.
-¿Yo? –dijo  Gorongora la hiena y se empezó a reír sin parar- Jajajajajajajajajajaja.
A Zena también le dieron también ganas de reír, pero después de un buen rato de carcajadas continuó.
 Dos árboles más adelante observó cómo Chito el guepardo descansaba tumbado en las ramas tras su última carrera.
-¿Me has quitado tú las rayas mientras dormía? – le preguntó Zena.
-¿Yo? ¿Acaso no ves que mis manchas son pequeñas y redondas?- respondió el guepardo.
 -Pues tiene razón –pensó Zena y siguió buscando.
 Continuó su camino en busca de sus rayas extraviadas cuando le pareció divisar una de ellas tirada en el suelo. Pero al llegar a ella la raya negra se alejó arrastrándose mientras dibujaba divertidas eses en el suelo. No era una de sus rayas, ¡era Mamba la serpiente! Entonces Zena se alegró de que no fuera ella la que le había robado sus rayas.
 Zena estaba cansada de buscar sin encontrar sus rayas cuando se topó con Bongo el elefante.
-¿Qué te ocurre? –le preguntó a la cebra -Te veo muy blanca esta mañana.
-Me han robado todas mis rayas negras –respondió Zena sollozando.
 Entonces Bongo abrazó a Zena con su enorme trompa y la subió sobre su lomo.
-Desde aquí podrás divisar toda la sabana hasta el horizonte y encontrar al ladrón.
-Desde aquí sólo veo a ese tigre de Bengala que no había visto antes por aquí – dijo Zena.
-¿Un tigre de Bengala en África? –se extraño el elefante – ¡Qué raro! Veremos de qué se trata.
Los dos amigos se acercaron hasta el visitante.
-¡Pero si es Berta la leona! ¡Con mis rayas puestas!
-Perdona Zena -se disculpó Berta -No quería robarte las rayas. Pero es que esta tarde hay una fiesta de disfraces y no tenía qué ponerme.
Zena la miró de arriba abajo y la verdad, ¡es que sus rayas le quedaban fenomenal!
-Está bien, te las dejo- aceptó la cebra –Pero con una condición: que me lleves contigo a la fiesta.
 Y así fue como Zena encontró por fin sus rayas perdidas. Y cebra y leona, o mejor dicho mula y tigresa se fueron juntas a la fiesta de disfraces, donde bailaron, rieron y se lo pasaron genial.

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